martes, 11 de junio de 2013

Las palabras de los hombres muertos

Hace tiempo que me pregunto que soy quien soy... Me pregunto si mis creencias son mías, si mis palabras me pertenecen o son las que los muertos dejaron atrás hace tanto tiempo. Hace demasiado que sueño despierto, que hablo sin mover los labios y que viajo sin moverme de mi butaca. Hace demasiado que no se quien soy, si es que alguna vez lo he sabido. Vendo la imagen que esperáis ver de mi, a la que estáis acostumbrados, pues nunca os preocupo saber que había tras de esta, si tras esta mascara hay otra o no hay nada. Podría construir otra mascara, una que seduzca, que atraiga vuestra atención, mediante la cual jugar al estúpido juego de seducciones que tanto parece atraer a la mayoría. La mascara refinada de un depredador, de la palabra perfecta en el momento adecuado, del sembrador de dudas que cosecha los errores ajenos. Y sonreír como tantas veces, no porque sea feliz, sino porque creo ser feliz al conseguir aquello que he deseado fugazmente. Ser amo de otros y esclavo de las expectativas que ellos creo, como tantos otros. Un juego patético y mezquino al cual he jugado a desgana tantas veces. Y aquí estoy nuevamente, sin saber si mis palabras son mías o las de otros hombres muertos. Y que mas da, si mis palabras se perderán mucho antes de que yo haya muerto, cuando todos me hayan olvidado. Quizás debería optar por el silencio, pero quizás eso seria citar las palabras no pronunciadas de hombres muertos.

domingo, 27 de mayo de 2012

Cicatrices

Hace tiempo solo veía las cicatrices que me cubren, y sentía vergüenza de las mismas, las odiaba. Veía aquellas cicatrices que están en mi piel y aquellas que están ocultas mas allá de la misma. Aquellas de las cuales no era capaz de hablar , que no era capaz de admitir que estaban allí. Cicatrices atadas al silencio y a la vergüenza, a un dolor que hacia tiempo que tendría que haber desaparecido pero al cual me ataba en un anhelo masoquista. Donde ya solo quedaba la cicatriz yo me esforzaba por ver una herida sangrante. Y envolvía esas cicatrices con vendas de silencio, incapaz de mostrarlas a otros por miedo a ser juzgado. Todo giraba alrededor de lo mismo, miedo y vergüenza, la incapacidad de admitir lo que sucedió en el pasado convirtiéndolo en un lastre que me impide avanzar. No fue hasta que perdí ese miedo que no descubrí que no soy el único que tiene el cuerpo y la mente cubierto de cicatrices. Pero también asimile que las cicatrices que tengo son las que definen en parte la persona que soy y la persona que deseo ser. Ya no siento vergüenza de ellas, son parte de mi y negar una parte de ti o sentir vergüenza de ella es negarte a ti mismo. Mis cicatrices, incluso aquellas que no se ven sobre mi piel son parte de mi, y no me avergüenzo de ellas. No seria yo sin ellas, no realmente: definen en parte quien soy y me impulsan en parte a convertirme en la persona que deseo ser a día de hoy. Y ya no siento vergüenza o miedo de mostrarlas a los demás.

martes, 17 de abril de 2012

El molde de las expectativas

Seguimos pensando, quizás el único testimonio de que seguimos vivos y somos conscientes de ello. Y cuanto mas pensamos mas nos acercamos a saber quienes somos, mas allá de mascaras y muros.

En los últimos días me dio por plantearme el origen de parte de las insatisfacciones que todos vivimos, sobretodo cuando no alcanzamos nuestras metas, y me di cuenta que en muchas ocasiones no son realmente nuestras.

Incluso antes de nuestro nacimiento somos un cumulo de expectativas por parte de nuestras familias, que en muchos casos ya están decidiendo que camino recorreremos hasta llegar a nuestra vida adulta e incluso después. En algunos casos deberemos ser lo que ellos nunca fueron, llegar donde ellos nunca pudieron y recoger y cumplir los sueños marchitos que ellos dejaron atrás. Sus expectativas sobre nosotros en realidad son un trasvase de sus frustraciones y anhelos incumplidos. En otras palabras, heredamos no solo sueños sino futuras frustraciones de generación en generación.

En el otro extremo encontramos los casos en los cuales debemos alcanzar las metas que alcanzaron los que nos precedieron para ser dignos de ellos. Esos muros que nos imponen es una manera de transformarnos en una extensión de ellos, en una versión mas jóvenes de ellos mismos que sea mas fácil de entender y de controlar, lo cual suele ser el fruto de un ego desmesurado. se trata de una vía sencilla, convertir a alguien en algo que pueda entender y aceptar porque se asemeja a mi mismo.

En ambos casos a la larga solo produce una profunda infelicidad dado que no hemos alcanzado las expectativas que otros tenían sobre nosotros. Nos sentimos decepcionados con nosotros mismos por decepcionar a otros. Pero no deberíamos. Y cuando somos conscientes de eso, cuando dejamos de lado lo que otros esperan de nosotros y buscamos nuestros propios sueños, es en ese momento en el que nos convertimos en seres libres realmente. No es un camino fácil y en muchas ocasiones caemos y nos equivocamos, pero es un camino que nos acerca algo mas a la verdadera felicidad y satisfacción personal. Es en ese momento en que nos miramos en el espejo y reconocemos que somos realmente y en que nos queremos convertir, por voluntad propia y de manera independiente de las creencias y deseos de los demás. Es el momento en que empezamos a decidir que queremos cambiar de nosotros mismos aunque el resto del universo no lo entienda, es el momento que nos dejamos de las imágenes de nosotros mismos que nos impusieron otros con su visión reducida o su voluntad de convertirnos en lo que ellos querían que fuéramos. Podemos ser aquello que decidamos ser, podemos vivir como queramos vivir, mas allá de la sombra de los demás. Podemos construirnos a nosotros mismos con esfuerzo, y si es un esfuerzo mayor que aceptar ese ser ese ser hecho en el molde de las expectativas de los demás. Sinceramente creo que ese esfuerzo vale la pena. Porque es uno de los pilares que sostienen mi idea de lo que es ser realmente libre.

jueves, 12 de abril de 2012

Palabras y pensamientos.

Las palabras tienen un extraño poder y muchas veces las utilizamos de manera estúpida y mezquina. Ronda por mi mente una palabra; reduccionismo. Utilizamos las palabras para reducir las cosas... y para reducir a las personas. Cuando empleamos una sola palabra para definir a una persona estamos de un plumazo reduciéndola a lo que nuestra visión limitada nos permite ver o creemos ver. O peor la etiquetamos por uno de sus aspectos y el resto dejan de tener importancia...

Ya no se trata del echo que intentemos reducir a parámetros humanos ideas y conceptos inabarcables, de tipo metafísico... es simplemente la vagancia de conocer en profundidad a alguien y saber que es un ser complejo y que en el hay muchos aspectos, porque preferimos quedarnos en la superficie o peor convertirlo en lo que nosotros queremos que sea para que se amolde a nuestra visión sesgada del universo. O peor criminalizamos algún aspecto porque no nos gusta o no somos lo bastante valientes para vivir de la misma manera. Sentimos miedo de asumir nuestra propia libertad en todos sus aspectos ya sean ideas, vida sexsual, gustos y aficiones, por temor a ser repudiados, excluidos, etc. Y atacamos con palabras, motes e insultos a aquellos que si lo han echo. Nos da miedo todo lo que escapa a nuestra falsa sensación de control, todo lo que escapa a nuestro pequeño mundo. No hemos cambiado desde los tiempos del mito de la caverna, seguimos persiguiendo lo diferente, preferimos aferrarnos a una moral caduca, a un pensamiento limitado... incapaces de entender que hay mas de una realidad distinta a la nuestra. No se porque a día de hoy todavía me frustra esta situación... Me frustra ver como la gente mide sus palabras y sus actos a unos cánones socialmente aceptados no porque crean en ellos sino porque se espera que vivan de acuerdo con ellos. El dolor, la insatisfacción personal, es mejor esconderlos, no sea que molesten a alguien. Midamos cada palabra, cada acto para encajar en los parámetros de esta sociedad de supuesta libertad. Libertad acotada, mientras no te salgas de los margenes que te marca, a aquello que por tradición y convención se considera bueno.

Por ejemplo no entiendo los tabus que hay con respecto a aquellas mujeres que disfrutan de manera libre de su sexualidad, no entiendo los tabus que hay con la masturbación y a aceptarla como parte de una vida sexual normal (una vía para conocer nuestro propio cuerpo), los tabus sobre el echo de amar alguien mas joven o mas mayor, que eso pueda ser visto con malos ojos por personas que han limitado su propia libertad por miedo a ejercerla. No entiendo el miedo a terminar una relación que no funciona por miedo a estar solo/a. Cuanto mas pienso en ello, mas me doy cuenta que no entiendo tantas cosas que empiezo a sospechar que soy un ignorante. O que realmente no es esta en la sociedad en la que quiero vivir. Si alguien opina de manera similar, que recuerde que la sociedad es lo que nosotros hacemos de ella, que el cambio de la misma depende nosotros mismos y que da absolutamente igual lo que el resto piensen. Somos libres en tanto en cuanto ejerzamos nuestra libertad y seamos capaces de asumir nuestros actos de manera coherente. Nada de excusas, nada de atenuantes. Un ser completo es aquel que camina su propio camino de manera consciente y asume cada paso.

Al final creo que me he desviado de mi idea inicial, pero que mas da si la conclusión a la cual he llegado es para mi buena. Esta es una parte de mi verdad, una parte de mis convicciones o creencias. Son el resultado de mis pensamientos y experiencias. Vivo de acorde con ellas.

Debería dedicar esta entrada a una mujer que conozco hace poco que el otro día dijo verdades como puños en una cena previa a una partida de rol. Si juego a rol, entre otras muchas cosas.

viernes, 30 de marzo de 2012

Muros de silencio

Últimamente me da por pensar... si ya lo se es un habito horrible incompatible con estos tiempos modernos que vivimos, pero es un vicio que no puedo dejar y al que no pienso renunciar. Y cuanto mas lo pienso mas me doy cuenta de los extraños muros que hemos levantado.

Nos hemos convertido en seres que demandamos inmediatez, que necesitan engullir información en cantidades absurdas, sin plantearnos que estamos absorbiendo. No te preguntes que comes, que ves o que escuchas, no tiene importancia, lo único importante es el ahora, lo queremos ahora y nos da igual lo que sea. Esto se ha traducido también a como nos relacionamos entre nosotros. las nuevas tecnologías han abierto nuevas vías de comunicación. Perfecto, pero... no os habéis encontrado en la situación de estar tomando un café o te con alguien, o una cerveza por la noche y que ese alguien este mas pendiente del movil que de la conversación que estáis teniendo los reunidos? En otras palabras, el movil es la panacea a las relaciones modernas. Ya no te has de esforzar en escuchar los matices de la conversación, la expresión de la cara o de los ojos de la persona que tienes delante. No es necesario, porque los sms y waspap nos permite decir lo que queramos de inmediato, sin hacer el esfuerzo real de salir a la calle y socializar cara a cara con la otra persona. No os equivoquéis, no niego su utilidad, al fin y al cabo gracias a estos medios puedo comunicarme con algunos de los pocos amigos que tengo que a día de hoy viven a cientos de quilometros... pero no le encuentro lógica si la persona con la cual tan desesperadamente quieres contactar vive en la ciudad y al igual que tu tiene tiempo libre. Hemos levantado muros similares a los del álbum de Wall de pink Floyd. Nos hemos convertido en seres sociales con miedo a socializar que dependen de facebook, de twiter o de los sms para construir sus relaciones...En vez de los buenos momentos compartidos con las personas que nos rodean y a las que teóricamente apreciamos. Hemos construido muros de silencio tan solo rotos por el traqueteo infernal de nuestros dedos pulsando teclas.

martes, 20 de marzo de 2012

Yo

Ha pasado mucho tiempo, casi dos años de silencio. Un silencio que no estaba motivado porque no tuviera nada que decir, sino porque tenia demasiado sobre lo que reflexionar.Al igual que la carta de la torre del tarod había sido derribado y tenia por delante la tarea de reconstruirme a mi mismo. Por primera vez me planteaba que clase de ser deseaba ser y como deseaba vivir.

Me di cuenta que había ido de un extremo a otro... de ser alguien que huía de una realidad bastante dura a través de los demás, a ser alguien que tomaba la responsabilidad de la vida y decisiones de otros que no tenían el valor para hacerlo por si mismos. Las dos situaciones son una manera enfermiza de vivir y dar sentido a nuestras vidas a través de los demás ya sea huyendo de la responsabilidad o asumiendo unas que no son propias.

En este momento, el hombre que deseo ser es uno que avanza por si mismo y por su propia fuerza. alguien que toma sus decisiones libremente y que asume de manera responsable las consecuencias de las mismas. No soy un seguidor ni tampoco un líder, si alguien quiere asumir esos papeles es libre de hacerlo, pero que no espere que yo lo haga. No se cuando volveré a escribir, quizás sea mañana o quizás en un año. Solo se que la espada y la armadura de caballero están en un trastero y el traje de victima hace muchos años que lo queme. Lo que ha quedado es el yo actual, imperfecto pero con ganas de mejorarse a si mismo, no por cumplir con las expectativas de otros sino para ser el hombre que deseo realmente ser. No deseo ser un erudito distante, ni el maestro de otros (por mucho que a lo largo de los años hay quien ha intentado que lo sea), ni el oráculo al cual preguntar sobre el destino que les da miedo asumir. Caminemos juntos pero que cada uno asuma su destino.

domingo, 15 de agosto de 2010

Dias extraños

Días extraños, en los cuales la luz de la mañana te sorprende siendo una persona distinta, con la misma piel y cara pero con un espíritu distinto. Lo que ayer tenia importancia ahora es trivial y lo que era trivial ha dejado de serlo. Y descubres que el mayor misterio del universo eres tu mismo, porque bajo tu piel y carne hay existe otro universo regido por leyes propias que no dictas tu. Pobre iluso si te crees el dios de ese nuevo mundo y piensas que puedes mutarlo a tu antojo, pues no es así. Las reglas del juego son aleatorias y se crean y cambian a si mismo a su antojo.

Pero el hecho de adentrarnos en un país desconocido cuyas leyes desconocemos no ha de asustarnos. Vamos un pos de un grial que no esta echo de gemas y plata, vamos en pos de la verdad que se oculta en el los mas oscuro. Y quizás no nos guste esa verdad, no nos guste lo que veamos y aprendamos. Pero al menos no nos hemos detenido y dorminos el xueño eterno de la autocomplacencia.

En otras palabras, evoluciono, aunque todavía no se hacia donde.