martes, 17 de abril de 2012

El molde de las expectativas

Seguimos pensando, quizás el único testimonio de que seguimos vivos y somos conscientes de ello. Y cuanto mas pensamos mas nos acercamos a saber quienes somos, mas allá de mascaras y muros.

En los últimos días me dio por plantearme el origen de parte de las insatisfacciones que todos vivimos, sobretodo cuando no alcanzamos nuestras metas, y me di cuenta que en muchas ocasiones no son realmente nuestras.

Incluso antes de nuestro nacimiento somos un cumulo de expectativas por parte de nuestras familias, que en muchos casos ya están decidiendo que camino recorreremos hasta llegar a nuestra vida adulta e incluso después. En algunos casos deberemos ser lo que ellos nunca fueron, llegar donde ellos nunca pudieron y recoger y cumplir los sueños marchitos que ellos dejaron atrás. Sus expectativas sobre nosotros en realidad son un trasvase de sus frustraciones y anhelos incumplidos. En otras palabras, heredamos no solo sueños sino futuras frustraciones de generación en generación.

En el otro extremo encontramos los casos en los cuales debemos alcanzar las metas que alcanzaron los que nos precedieron para ser dignos de ellos. Esos muros que nos imponen es una manera de transformarnos en una extensión de ellos, en una versión mas jóvenes de ellos mismos que sea mas fácil de entender y de controlar, lo cual suele ser el fruto de un ego desmesurado. se trata de una vía sencilla, convertir a alguien en algo que pueda entender y aceptar porque se asemeja a mi mismo.

En ambos casos a la larga solo produce una profunda infelicidad dado que no hemos alcanzado las expectativas que otros tenían sobre nosotros. Nos sentimos decepcionados con nosotros mismos por decepcionar a otros. Pero no deberíamos. Y cuando somos conscientes de eso, cuando dejamos de lado lo que otros esperan de nosotros y buscamos nuestros propios sueños, es en ese momento en el que nos convertimos en seres libres realmente. No es un camino fácil y en muchas ocasiones caemos y nos equivocamos, pero es un camino que nos acerca algo mas a la verdadera felicidad y satisfacción personal. Es en ese momento en que nos miramos en el espejo y reconocemos que somos realmente y en que nos queremos convertir, por voluntad propia y de manera independiente de las creencias y deseos de los demás. Es el momento en que empezamos a decidir que queremos cambiar de nosotros mismos aunque el resto del universo no lo entienda, es el momento que nos dejamos de las imágenes de nosotros mismos que nos impusieron otros con su visión reducida o su voluntad de convertirnos en lo que ellos querían que fuéramos. Podemos ser aquello que decidamos ser, podemos vivir como queramos vivir, mas allá de la sombra de los demás. Podemos construirnos a nosotros mismos con esfuerzo, y si es un esfuerzo mayor que aceptar ese ser ese ser hecho en el molde de las expectativas de los demás. Sinceramente creo que ese esfuerzo vale la pena. Porque es uno de los pilares que sostienen mi idea de lo que es ser realmente libre.

jueves, 12 de abril de 2012

Palabras y pensamientos.

Las palabras tienen un extraño poder y muchas veces las utilizamos de manera estúpida y mezquina. Ronda por mi mente una palabra; reduccionismo. Utilizamos las palabras para reducir las cosas... y para reducir a las personas. Cuando empleamos una sola palabra para definir a una persona estamos de un plumazo reduciéndola a lo que nuestra visión limitada nos permite ver o creemos ver. O peor la etiquetamos por uno de sus aspectos y el resto dejan de tener importancia...

Ya no se trata del echo que intentemos reducir a parámetros humanos ideas y conceptos inabarcables, de tipo metafísico... es simplemente la vagancia de conocer en profundidad a alguien y saber que es un ser complejo y que en el hay muchos aspectos, porque preferimos quedarnos en la superficie o peor convertirlo en lo que nosotros queremos que sea para que se amolde a nuestra visión sesgada del universo. O peor criminalizamos algún aspecto porque no nos gusta o no somos lo bastante valientes para vivir de la misma manera. Sentimos miedo de asumir nuestra propia libertad en todos sus aspectos ya sean ideas, vida sexsual, gustos y aficiones, por temor a ser repudiados, excluidos, etc. Y atacamos con palabras, motes e insultos a aquellos que si lo han echo. Nos da miedo todo lo que escapa a nuestra falsa sensación de control, todo lo que escapa a nuestro pequeño mundo. No hemos cambiado desde los tiempos del mito de la caverna, seguimos persiguiendo lo diferente, preferimos aferrarnos a una moral caduca, a un pensamiento limitado... incapaces de entender que hay mas de una realidad distinta a la nuestra. No se porque a día de hoy todavía me frustra esta situación... Me frustra ver como la gente mide sus palabras y sus actos a unos cánones socialmente aceptados no porque crean en ellos sino porque se espera que vivan de acuerdo con ellos. El dolor, la insatisfacción personal, es mejor esconderlos, no sea que molesten a alguien. Midamos cada palabra, cada acto para encajar en los parámetros de esta sociedad de supuesta libertad. Libertad acotada, mientras no te salgas de los margenes que te marca, a aquello que por tradición y convención se considera bueno.

Por ejemplo no entiendo los tabus que hay con respecto a aquellas mujeres que disfrutan de manera libre de su sexualidad, no entiendo los tabus que hay con la masturbación y a aceptarla como parte de una vida sexual normal (una vía para conocer nuestro propio cuerpo), los tabus sobre el echo de amar alguien mas joven o mas mayor, que eso pueda ser visto con malos ojos por personas que han limitado su propia libertad por miedo a ejercerla. No entiendo el miedo a terminar una relación que no funciona por miedo a estar solo/a. Cuanto mas pienso en ello, mas me doy cuenta que no entiendo tantas cosas que empiezo a sospechar que soy un ignorante. O que realmente no es esta en la sociedad en la que quiero vivir. Si alguien opina de manera similar, que recuerde que la sociedad es lo que nosotros hacemos de ella, que el cambio de la misma depende nosotros mismos y que da absolutamente igual lo que el resto piensen. Somos libres en tanto en cuanto ejerzamos nuestra libertad y seamos capaces de asumir nuestros actos de manera coherente. Nada de excusas, nada de atenuantes. Un ser completo es aquel que camina su propio camino de manera consciente y asume cada paso.

Al final creo que me he desviado de mi idea inicial, pero que mas da si la conclusión a la cual he llegado es para mi buena. Esta es una parte de mi verdad, una parte de mis convicciones o creencias. Son el resultado de mis pensamientos y experiencias. Vivo de acorde con ellas.

Debería dedicar esta entrada a una mujer que conozco hace poco que el otro día dijo verdades como puños en una cena previa a una partida de rol. Si juego a rol, entre otras muchas cosas.