martes, 11 de junio de 2013

Las palabras de los hombres muertos

Hace tiempo que me pregunto que soy quien soy... Me pregunto si mis creencias son mías, si mis palabras me pertenecen o son las que los muertos dejaron atrás hace tanto tiempo. Hace demasiado que sueño despierto, que hablo sin mover los labios y que viajo sin moverme de mi butaca. Hace demasiado que no se quien soy, si es que alguna vez lo he sabido. Vendo la imagen que esperáis ver de mi, a la que estáis acostumbrados, pues nunca os preocupo saber que había tras de esta, si tras esta mascara hay otra o no hay nada. Podría construir otra mascara, una que seduzca, que atraiga vuestra atención, mediante la cual jugar al estúpido juego de seducciones que tanto parece atraer a la mayoría. La mascara refinada de un depredador, de la palabra perfecta en el momento adecuado, del sembrador de dudas que cosecha los errores ajenos. Y sonreír como tantas veces, no porque sea feliz, sino porque creo ser feliz al conseguir aquello que he deseado fugazmente. Ser amo de otros y esclavo de las expectativas que ellos creo, como tantos otros. Un juego patético y mezquino al cual he jugado a desgana tantas veces. Y aquí estoy nuevamente, sin saber si mis palabras son mías o las de otros hombres muertos. Y que mas da, si mis palabras se perderán mucho antes de que yo haya muerto, cuando todos me hayan olvidado. Quizás debería optar por el silencio, pero quizás eso seria citar las palabras no pronunciadas de hombres muertos.