Ha pasado mucho tiempo, casi dos años de silencio. Un silencio que no estaba motivado porque no tuviera nada que decir, sino porque tenia demasiado sobre lo que reflexionar.Al igual que la carta de la torre del tarod había sido derribado y tenia por delante la tarea de reconstruirme a mi mismo. Por primera vez me planteaba que clase de ser deseaba ser y como deseaba vivir.
Me di cuenta que había ido de un extremo a otro... de ser alguien que huía de una realidad bastante dura a través de los demás, a ser alguien que tomaba la responsabilidad de la vida y decisiones de otros que no tenían el valor para hacerlo por si mismos. Las dos situaciones son una manera enfermiza de vivir y dar sentido a nuestras vidas a través de los demás ya sea huyendo de la responsabilidad o asumiendo unas que no son propias.
En este momento, el hombre que deseo ser es uno que avanza por si mismo y por su propia fuerza. alguien que toma sus decisiones libremente y que asume de manera responsable las consecuencias de las mismas. No soy un seguidor ni tampoco un líder, si alguien quiere asumir esos papeles es libre de hacerlo, pero que no espere que yo lo haga. No se cuando volveré a escribir, quizás sea mañana o quizás en un año. Solo se que la espada y la armadura de caballero están en un trastero y el traje de victima hace muchos años que lo queme. Lo que ha quedado es el yo actual, imperfecto pero con ganas de mejorarse a si mismo, no por cumplir con las expectativas de otros sino para ser el hombre que deseo realmente ser. No deseo ser un erudito distante, ni el maestro de otros (por mucho que a lo largo de los años hay quien ha intentado que lo sea), ni el oráculo al cual preguntar sobre el destino que les da miedo asumir. Caminemos juntos pero que cada uno asuma su destino.
martes, 20 de marzo de 2012
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