jueves, 7 de enero de 2010

Deseos, anhelos y engaños.

No comprendo los miedos al que dirán o al que pensaran. No comprendo a aquella gente que niega aquello que les hace felices o les satisface simplemente para mantener unas apariencias. Los limites son barreras que nosotros mismos creamos muchas veces con la esperanza de ser aceptados por los demás. Muchas veces no queremos admitir lo que hemos vivido, sentido o pensado en algún momento porque es una contradicción con la imagen que nos esforzamos en vender.

¿No seriamos más felices si admitiéramos todos nuestros sentimientos, nuestros deseos y anhelos independientemente de la opinión ajena? ¿Los jueces de nuestros actos no deberíamos ser nosotros mismos en vez de los demás? Quizás si, si tenemos el valor para ello.

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